Ahora todos y nadie sabe donde quedó la cabeza del General Villa

Recopilación de las notas más relevantes del Periódico Impreso Tercera Edad que circuló por mas de 20 años

 

Ahora todos y nadie sabe donde quedó la cabeza del General Villa

Por : Octavio Páez Chavira

Periódico Tercera Edad del año 2004

No se sabe hasta cuándo van a entender nuestros queridos historiadores que ahora han sacado la versión de que la cabeza del general Francisco Villa se encuentra en la Universidad de Yale, a donde la envió supuestamente el abuelo del actual presidente de los Estados Unidos.

Tanto se ha escrito sobre el paradero de la cabeza, que bien podría completarse una enciclopedia más abultada que la británica.

Unos y otros no acaban de entender que el general Villa perdió la batalla decisiva durante la revolución y que sus casi tres años de ser figura brillante se opacaron en Celaya y ahí se acabó todo y que una vez que lo asesinaron, los generales Obregón, Calles y Amaro a la cabeza de otros muchos generales, unos villistas arrepentidos y otros naturalitos, nada querían saber ni de Villa ni de la División del Norte y que a la poca gente que de vez en cuando gritaba el famoso ¡Viva Villa! era perseguido peor que a perro con rabia.

La cabeza se la cortaron en 1926, tres años después de que fue asesinado y desde un principio se señaló al general Durazo, entonces jefe de la Guarnición en Parral como uno de los principales autores, de la profanación.

Que dónde está la cabeza, eso ni las espiritistas totonacas lo han esclarecido.

El general Durazo ya murió y el cabo Gracilazo, autor material ya lo siguió en el camino eterno y lo demás no son más que especulaciones.

Hay quien dice que el cráneo está enterrado en el rancho El Cairo, que perteneció al general Durazo y que ahí lo sepultaron por instrucciones del general Francisco Murguía mismo que más tarde fue fusilado por órdenes del general Obregón y de paso decapitado y llevada su cabeza a México, para que la viera el Manco de Celaya, que era dado a contemplar los cadáveres de sus enemigos, donde se perdió o la perdieron deliberadamente.

Dicen quienes estuvieran cerca de los hechos, que Durazo se dirigía a su rancho, en las cercanías de Jiménez cuando se enteró de que Murguía estaba por llegar para dirigirse a México y fue a presumirle su trofeo y a decirle que pensaba venderlo a unos norteamericanos.

Murguía al escuchar las palabras de Durazo, no quiso que destaparan la caja con el despojo y ordenó a su colega que la regresara a donde la había tomado y que, si sabía que la había vendido, lo fusilaba en el acto.

Y es que Murguía, pese a ser enemigo de Villa, lo respetaba.

Lo más triste es que oficialmente no ha aclarado quién ordenó el asesinato del General Villa en 1923 en las calles de Parral, menos se va a saber el paradero de la famosa cabeza.

Si cuando mataron a Villa, su gente que estaba en Canutillo y que se suponía eran los más bravos y leales, no quisieron saber nada y la mayoría se asimiló a las fuerzas militares oficiales o a la burocracia y si algo se sabe es por la gente que quedó desamparada, pero en silencio por temor a que los mataran las fuerzas del gobierno.

Además, si no hubo ganas de averiguarlo hace 80 años, menos ahora, hay gente que se conforma con hacer una especie de peregrinaciones a caballo cada año y escenificar, alterado para dar gusto al medio oficial, la forma en que lo asesinaron y nada más.

Si en su tiempo no le escarbaron para buscar la verdad sobre el asesinato y sobre quién le cortó la cabeza, menos ahora.

Lo mejor es disfrutar de aquella película que hizo Ismael Rodríguez con Pedro Armendáriz, donde aparece un cráneo en un frasco, donde dice que lo tienen los gringos, pero nada más.