30/octubre/14.-La noche de ayer fue inaugurada la exposición “La Inherencia del ser” del Mtro. Benjamín Domínguez, en el Poliforum Cultural Universitario.
El expositor es uno de los pocos pintores que por su conocimiento de las antiguas técnicas se considera heredero de la tradición pictórica mexicana.
El lenguaje pictórico de sus obras evidencia una fascinación por el barroco y la iconografía utilizada permite crear escenarios donde se traspasan las barreras del tiempo, reflejando la dialéctica de un universo convulso y patológico.
Estuvieron presentes autoridades culturales del Gobierno del Estado de Chihuahua, del municipio y de la Universidad Autónoma de Chihuahua.
Nació en la ciudad de Jiménez, Chihuahua en 1942. En dicha población aprendió a dibujar y a manejar algunos colores, el cine de la localidad le hizo encargos para promocionar algunas películas pero el destino de aquel joven ya estaba decidido, viajaría a la ciudad de México para convertirse en todo un pintor profesional y en 1962 ingresa a la antigua Academia de San Carlos. Tuvo excelentes maestros como Francisco Capdevilla, Nicolás Moreno y Antonio Rodríguez Luna.
En 1970 ingresó al equipo de museografía del Museo del Virreinato en Tepotzotlán y estando muy cerca del arte colonial, de porcelanas de oriente, con las monjas coronadas de los conventos del bajío, con los cristos de caña de Michoacán y con todo este caos universal de formas, colores y texturas, nació el camino que seguiría en adelante Benjamín Domínguez.
Se dio a conocer por las monjas floridas, luego con las alacenas y en 1985 llegó la serie dedicada al matrimonio Arnolfini logrando exhibirlas en el Palacio de Bellas Artes.
A partir de aquella fecha el pintor chihuahuense participa en diversas exposiciones realizadas en México y el extranjero. En sus obras sobresalen seres extraños con peculiar vestuario realizando rituales mágicos. El pasado presente parece mezclarse sin ningún problema.