Encerrado dentro de una caja de depósito en el banco Wells Fargo en El Paso esta una pieza de historia que Luis Arturo Medrano considera un tesoro nacional — mientras otros disputan ese punto.
Por años, Medrano, ha sostenido su dicho es la primera máscara mortuoria de el Presidente Mexicano Benito Juárez. Medrano dice que la máscara fue hecha inmediatamente después de la muerte de Juárez.
La máscara mortuoria está hecha de plasta y revela los rasgos faciales de el presidente mexicano del siglo 19. La máscara todavía tiene algunos pelos que habrían pertenecido a Juárez.
‘Estoy seguro que la máscara es auténtica y que fué la primera en haber sido tomada después de su muerte’, dijo Medrano. ‘Yo sé que hay otras máscaras similares, pero ninguna de ellas se ve igual debido a la técnica empleada y la descomposición del cuerpo’.
Medrano, de 72 años, ha admirado a Benito Juárez desde que era niño, y por 50 años él ha estado enfocado en la historia de la vida de Juárez.
Medrano dijo que él posee el 51 por ciento de los derechos de la máscara; el resto le pertenece a dos inversionistas, a quienes él no identifica o quiere dar más detalles al respecto.
Las máscaras mortuorias son hechas para preservar la última imagen de las figuras históricas importantes y generalmente son hechas de plasta, cobre o cera.
El 18 de julio fue el 140 aniversario de la muerte de Juárez. Él murió de problemas cardíacos en 1872 mientras era presidente de México.
‘Es muy importante que, a través de un análisis profesional y el apoyo de los avances de la tecnología, con ello podremos obtener toda la información que una máscara mortuoria nos pueda proporcionar’ dijo Medrano.
Benito Juárez García nació en San Pablo Guelatao Oaxaca en 1806, y s considerado una de las figuras históricas más importantes en México. Él fue el autor de la Acta de Reforma, la cual confiscó las propiedades y fondos de la iglesia. El acta marca el comienzo de una división entre la iglesia y el Estado en México.
Medrano ha pasado una vida protegiendo y verificando su tesoro.
Oficiales en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH, dijo que la máscara de Medrano fue analizada por el instituto en 1997.
‘Concluimos, basados en un análisis métrico, que la máscara mortuoria del señor Arturo Medrano no pertenece a Don Benito Juárez García’.
Silvia Mesa, directora de el departamento de registros públicos del INAH para monumentos y zonas arqueológicas, dijo que los resultados son concluyentes.
La auténtica máscara mortuoria de Benito Juárez esta en el Castillo de Chapultepec en la ciudad de México’, dijo Mesa.
Medrano se negó a aceptar el reporte del INAH. Él ha solicitado un segundo examen, en esta ocasión a través de la oficina de la presidencia y del oficina del abogado general de Chihuahua.
En septiembre 21 dl 2009 la oficina del abogado general dio a conocer un reporte técnico firmado por la arqueóloga Roxana Enríquez Farías y Alberto Peña Rodríguez en el cual concluyen que era necesario llevar a cabo mas estudios sobre la máscara dado a la significación histórica que esta representa.
‘No podemos autentificar la máscara basados únicamente en la comparación con otras máscaras cuyos orígenes son desconocidos,’ dijo la antropóloga.
Medrano dijo que su máscara tiene características auténticas, como una cicatriz en l labio, pero la mayor diferencia con la otra en la ciudad de México es la forma de las orejas y la nariz.
También dice que el yeso de su máscara fue tomado a una hora de la muerte de Juárez y que la segunda fue tomada a 42 horas de la muerte, la tercera a 55 horas después de su muerte y la cuarta solamente 3 horas antes de que Juárez fuera enterrado.
‘Esto es por lo cual podemos notar un mayor grosor de su cara. Ya que habiendo muerto en julio, se puede uno imaginar el calor que descompone el cuerpo con mayor rapidez. Si la máscara que tienen en la ciudad de México fue la primera, entoncs de acuerdo a las dimensiones de la altura de Benito Juárez hubiera tenido una altura de 7 pies 8 pulgadas’.
Medrano dice que él no se dará por vencido hasta que las autoridades acepten la legitimidad de la máscara que posee ya que su único propósito es ‘diseminar la historia con un verdadero placer’.