24/julio/20.-Se halla en forma de pinturas en paredes de cuevas o en tallados en piedra (petrograbado). El concepto de arte rupestre se asocia a las culturas y pueblos prehistóricos, aunque en Chihuahua contamos con expresiones del arte rupestre de épocas más recientes que, por provenir de pueblos que nunca desarrollaron el lenguaje escrito, se engloban en este concepto general.
¿Qué es arte rupestre? Son las expresiones, en general, que se ejecutan sobre piedra, sobre roca, sobre material pétreo. La importancia de estos hallazgos se aprecia en lo que aportan al estudio de la cultura o pueblo que los creó, en vista de todo lo que pueden revelar como representaciones de su cotidianidad, y porque nos dicen mucho también sobre sus concepciones mágico-religiosas.
Algo que llama la atención es que, sin importar quién ni dónde las hayan hecho, tienen en común los materiales utilizados: pigmentos vegetales, heces, fluidos corporales, hematita (una variedad del óxido de hierro que resulta en color rojo), pinturas a base de carbón vegetal, arcilla (resultante en blanco, amarillo y variedades de rojo y naranja) y, entre otros muchos, óxido de manganeso. Las mezclas se hicieron probablemente con agua, grasa o algún aceite. Por lo general, dominan uno o dos colores: negros, rojos, amarillos y marrones. Se untaban sobre la piedra directamente con los dedos, aunque las figuras animales a menudo se raspaban con alguna piedra o herramienta para generar efectos de realismo y tridimensionalidad.
Las pinturas rupestres y los petrograbados se han encontrado en todo el globo terráqueo, y en Chihuahua, en específico, es posible verlos en Samalayuca y Candelaria, Boquilla del Conchos, Arroyo de los Monos, La Cueva de las Monas, en la Sierra de Nombre de Dios, que son algunos de los sitios más conocidos, y donde los protege el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
En Candelaria, hay petrograbados, y sorprende el trazo fino de las pinturas, su tipo tan característico que por su originalidad, se ha definido como el “estilo Candelaria”, en el cual destacan las figuras de chamanes y cazadores con sus penachos y lanzas.
En Samalayuca hay una variedad de borregos cimarrones (algunos ejecutados con la técnica del puntillismo), sus antropomorfos, así como el chamán con su máscara de cuernos. También están representados los átlatls o lanza-dardos (antecedente del arco y la flecha), las puntas de flecha, venus, soles, y muchas otras figuras abstractas.
En Boquilla del Conchos, a la entrada del Cañón del Pegüis, sobre la margen izquierda del cañón, la roca está salpicada con infinidad de símbolos mágicos, entre los que se destacan puntas de flechas, átlatls, antropomorfos, manos, contadores, peyotes y chamanes.
En el Arroyo de los monos, se encuentran figuras humanas y de animales que se mezclan con interesantes abstracciones y dominan los petrograbados.
La Cueva de las Monas, en sus tres diferentes etapas, registra 3 mil años de presencia humana, con pinturas que van desde el Arcaico hasta el siglo XVIII. Predominan las imágenes del peyote, cruces cristianas, figuras humanas, estrellas, soles, huellas de osos, aves, y cientos de figuras abstractas. Y cabe mencionar que las últimas pinturas son un registro del encuentro de las culturas aborígenes con los europeos que conquistaron y colonizaron el territorio, ya que hay cruces y otros elementos que nos hablan de la creciente influencia que alcanzaba el dominio espiritual del cristianismo.