A pesar 450 años la Ciudad de Antigua sigue siendo la capital cultural de Guatemala, la ciudad que fue la capital del país y que tuvo que ser abandonada por temblores y calamidades naturales.
Sin embargo su arquitectura sus calles empedradas, su nomenclatura sus templos son uno de los grandes atractivos de esta ciudad.
Sus costumbres se mantienes, las audiciones vespertinas con marimba son una delicia porque el sonido y la ejecución nos hacen recordar las marimbas de Chiapas.
Ha sido galardonada con diversos reconocimientos a nivel global, entre ellos el título de «Patrimonio de la Humanidad» otorgado por la UNESCO en el año de 1979.
Recientemente festejaron que el mundo no murió tal como lo que propusieron los mayas en su lugar hubo fiestas danzantes, pirotecnia y muchos y muchos platillos propios de esta región.
La Universidad de San Carlos de Guatemala fue fundada siglo y medio después de la conquista española, por Real Cédula de Carlos II, de fecha 31 de enero de 1676.
La universidad abrió por primera vez sus puertas el 7 de enero de 1681, con más de sesenta estudiantes inscritos.
Su arquitectura, rica en detalles visibles incluso en sus techos, consiste en una serie de aulas que se disponen alrededor de un patio central con cuatro corredores.
El Parque Central de Antigua fue construido en 1738, es un lugar de encuentro donde se pueden adquirir artesanías realizadas por gente de la localidad y por las noches escuchar música de marimba que algunos grupos entonan.
San José Catedral se construyó entre 1543 y 1680, con una fachada de elaborada factura barroca, realizada en argamasa blanca con el estilo característico de las iglesias antigüeñas.
Tiene columnas de fuste liso, un cuerpo y una espadaña que tuvo que reedificarse tras el terremoto de Santa Marta en 1773. La majestuosa construcción de la Catedral justificó la dignidad de “Metropolitana”, que le fuera otorgada en 1743 por el Papa Benedicto XIV.
Alrededor de la entrada principal, se admiran espléndidos adornos de estuco que datan de las postimerías del siglo XVII.
Por: Andrés Páez Joannis