La figura humana es quizá la gran “constante” en la ecuación de la historia del arte, a veces, aparece tan solo como un factor, otras se repite y su suma revela el resultado. Hoy en día, pareciera que es más bien la incógnita que tenemos que descifrar. No importa cómo, pero a lo largo de la historia de la humanidad su representación concreta o simbólica siempre ha estado presente.
El trabajo de Jorge Marín, se centra en las impresionantes formas y corporalidades, las cuales permiten desmembrar los significados no figurativos de sus esculturas, es decir, los referentes a sus propias introspecciones que conforman procesos de comunicación no verbal, capaces de integrar un conjunto de códigos que intervienen en la vida diaria del hombre, actuando como signos que inciden en su propia percepción.