El Final de la Fundición de Ávalos

Recopilación de las notas más relevantes del Periódico Impreso Tercera Edad que circuló por mas de 20 años

 

El Final de la Fundición de Ávalos

*Murió la Cooperativa de Consumo, la Procesadora de Leche, la Escuela para Señoritas

*Cuando salían los obreros a comer, las calles se saturaban

*Obreros de San Luis porque los de Chihuahua no trabajaban “de noche”

Por: Alejandro Pérez de los Santos

 

Periódico Tercera Edad del año 2003

Antes a un lado de donde está la Parroquia se levantaba una capillita al Sagrado Corazón, con una imagen grande, de la estatura de un hombre, pero era un templecito muy humilde, de adobes, con techo de lámina, sus guardianes en épocas de la persecución religiosa era don Eugenio Aguilar o doña Evarista, que en algunas ocasiones tenían que recibir agresiones de los montados, de los rurales o hasta de los gendarmes, todos descreídos, “librepensadores”, se decían ellos; enemigos del “opio del pueblo”, que era cualquier creencia religiosa y en otras muchas dieron cobijo a sacerdotes fugitivos que ejercían su ministro “en contra de !a ley”, siendo el más asiduo el muy culto señor Don Emilio Soria, que se disfrazaba de campesino, de charro o de vaquero y pasaba desapercibido.

Y, como todo se acaba, se terminó la Cooperativa de Consumo, la Cooperativa de Camiones, el Club Obrero, la procesadora de Leche, una de las primeras en Chihuahua; la Escuela Industrial, que capacitaba para el trabajo en la planta, como modelistas para fundición, música, inglés, mecanografía, labores hogareñas, etc., se acabó el laboratorio que analizaba minerales, que ponía en el ambiente un tufo a huevo podrido; se terminó el Hospital Asarco., la Clínica Obrera, que se convirtió en escuela; los grandes cobertizos donde se atendían a los autobuses, y con ellas la estación Morse, parada obligada de los trenes número 7, de Ciudad Juárez y 8, de Torreón o México.

Los rebotes, los campos de béisbol, fútbol, etc., están abandonados, como lo está la estatua del Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla que lucía en el jardín y Juego-.fue cambiada a una arboleda frente a la Escuela Artículo 123. Ya no están las pilas de agua, ni los sanitarios, y en el jardín, los pocos árboles luchan por sobrevivir. Quedan en pie, lo que fue Centro Recreativo, Cine y Oficinas del Sindicato y el local de sesiones de la sección 10, donde tiene su silla inútil, el delegado de la zona norte de lo que queda del STMMSRM. El romántico quiosco de madera, verde, fue retirado y en su lugar se pusieron unos “bloques de concreto”.

Cuando sonaba el silbato o sirena de las doce del día las calles frente a la puerta de la planta se saturaban de gente, y en casi todo el pueblo era tal el número de obreros que salían a comer que no se podía andar. Algunos trabajadores llevaban loncheras y comían adentro de la empresa, otros se iban al jardín, la mayoría iba con las vendedoras enchiladas, taquitos, guisados o tortas o bien se iban a buscar fonditas del mercado, entre ellas la de Doña Claudia, era la más frecuentada. Otros iban al comedor de la Compañía que manejó Don Cruz Casas, pero sus viandas eran de tipo comercial de tipo hogareño.

Al principio, la ASARCO trajo mucha gente de Matehuala, S.L.P., porque lo chihuahuenses en cuanto llovía se iban a sembrar o bien decían que no trabajaban de noche, porque esa la hizo Dios para dormir, y al comienzo y aún hasta 1938 los trabajadores cobraban diariamente a doce reales (un peso con cincuenta centavos) por jornada, luego ya entró el vigor el contrato ley y los salarios se diversificaron.

Pero esos doce reales bien equivaldrían en poder adquisitivo a setenta u ochenta pesos actuales.

También recuerdo a “la Piorra”, a Don Manuel “La Vieja”, a don Jesús Machado, que era sinarquista y fue el único obrero que no perteneció al sindicato, pero siendo libre se le reconocían iguales derechos que a sus compañeros de la Sección 10; a los Cervantes, que se fueron para Estados Unidos, a “El Loco” Quiroga, a los Vargas, a “el Treinta”, su madre era enfermera; a los Santacruz. los Miledi.

Avalos estaba compuesto por treinta y seis “cuadras” de viviendas, de las que sobreviven unas quince, ocupadas en su mayor parte no por ex mineros y sus descendientes sino por partidistas, que las venden o las rentan. Esas casas tendrán que desaparecer, ya que si reclaman los terrenos el Gobierno del Estado, que derogue la concesión, deberán tomar a su dominio, o bien si los descendientes de don Luis Terrazas los exijan por no ser usados ya para la fundición, esa gente quedará sin donde vivir. Los enterados allí se construirán multifamiliares, unos, otros que será un parque maquilador el terreno de lo que fue Avalos. Sea lo que sea no, hará quien salve a nadie, entre los que están Chago Soltero, que es líder de los que reclaman que se les donen las viviendas, de irse con sus trapitos a otra parte. Si mucho, deseamos que los poquísimos viejos exmineros, pobres, ancianos, enfermos sean acomodados en alguna parte.

Recuerdo a los Segura, los Domínguez, “el Salvaje”, los Ituarte, los Durón, los Chávez (varias familias de ese apellido), los Gómez de la cuadra cinco, los Arredondo, los Félix, los Reyes, los Delgado, los Morales, los Carrillo, hijos de don Leonel; los Santana, los Arellano, los Solorio, a mi amigo “el Duro”, los Ochoa, los Caudillo, los Orozco, Nacho, Roberto, Raúl y una hermanita muy linda que tenían; los Estrada, a “el Carabina”, “El Chaflán”, “el Chango”, “El Chivo”, los Bravo, “el Búfalo”, “el Ojitos”, “el Queso”, “Caretuna”, “el Texano”, “el Charro”, “la Loba”, que vendía aguas frescas; a “Santos” un hombre que anunciaba el cine con una gran bocina de lámina; “el Tasajo”, que venía desde Carrizalillo con cinco o seis borricos cargados de leña y vendían desde un pedazo de tronco hasta «una cuerda” (así se medía): a Dor José Máynez, que tenía una panadería; y la tahona la cuadra Cuatro y distribuía hielo y cerveza; a Nacho un chinito muy laborioso que hacía unos pays riquísimos; a los Rose, Jimmy y Jerónimo; a Don Tomás, el portero de la ASARCO, que tenía una pistola enorme que supongo nunca usó; a Don Margarita, el del molino de nixtamal y que era el mismo tiempo el “coach” de un grupo de matachines.