(SinEmbargo).-Un sólido y afiatado elenco ha repuesto la obra teatral Zoot Suit, original de Luis Valdez, a cargo de la Compañía Nacional de Teatro y que tendrá una corta temporada en el Teatro Julio Jiménez Rueda, a un lado del Monumento a la Revolución, en el centro de la ciudad. Vertiginosa, plástica y subyugante, la pieza tiene varios puntos de atracción tanto para espectadores entrenados como para aquellos que por primera vez pisan un teatro.
De gran resonancia en la actualidad, cuando el drama de los latinoamericanos en los Estados Unidos, sin una ley de migración a la vista, separa familias y destruye proyectos de vida, Zoot Suit es “una respuesta al racismo creciente que se vive allí”, dijo el dramaturgo en una conferencia de prensa llevada a cabo en la ciudad de México.
Fue cuando el 29 de abril de 2010 la obra se estrenó en el marco de los festejos por el Bicentenario, en la primera vez que la obra dada a conocer en los ’70 en Broadway se interpretara en español. Zoot Suit se inspira en la condena injusta de 12 jóvenes “pachucos”, que desató una profunda lucha por los derechos y la identidad de los chicanos.
La obra fue llevada al cine en los 80, con Edward James Olmos en el papel protagónico.
Con números musicales de Lalo Guerrero, recrea el caso de asesinato en Sleepy Lagoon (1942). Su estreno tuvo lugar en Los Ángeles en 1978 y es considerada obra cumbre del teatro chicano y estadounidense, pintando entre otras cosas la cultura de resistencia expresada en el uso del traje del pachuco (el “zoot suit”) y su lenguaje (o caló) que combina el inglés y el español. La figura del “pachuco” en Zoot Suit es icónico y un símbolo de identidad para la comunidad chicana contemporánea, integrada en su mayoría por hijos de inmigrantes de origen mexicano organizados en torno a una importante movilización sociopolítica que inició al principio de los ’60.
EL REY DE LOS PACHUCOS TIENE LOS PÁRPADOS AZULES
El elenco de Zoot Suit tiene muchas figuras de peso, por caso el juez que encarna magistralmente el experimentado Juan Carlos Remolina o el entrañable abogado defensor dibujado con ternura y desesperación por Andrés Weiss. Mención especial merece Everardo Arzate, quien otorga una forma prodigiosa a su Henry Reyna, mediante un autocontrol corporal y a un dominio vocal que no quitan sustancia al contenido y a las tormentas interiores que vive su atribulado personaje.
No es exagerado afirmar, en dicho contexto, que Enrique Arreola, el recordado protagonista de Párpados azules (laureada ópera prima del veracruzano Ernesto Contreras) se lleva las palmas con su narrador omnisciente, ese hombre que hace ver como que mueve los hilos aunque luego a él mismo los hechos lo sobrepasan. Cuerpo, voz, gestos…todo el material de un actor para entregar una criatura de gran fuerza estética y ética, como salida de un cómic y que refleja, por otra parte, la calidad de un intérprete extraordinario.