23/noviembre/14.-Uno de los muchos atractivos del municipio de Chihuahua, es la “Cueva de las Monas” situado al norte de esta capital a unos 65 kilómetros.
Los rostros rupestres de los primeros colonizadores del norte del país acusan de una antigüedad más de 2000 años y aún conservan la calidad de sus trazos colorido.
Para los arqueólogos se trata de uno de los restos más bellos e importantes del centro del estado y más por el grado de conservación que se encuentran.
El secreto de las cuevas es que su acceso es difícil. Se deja la carretera y luego se entra a un camino vecinal, se atraviesan tres propiedades y luego el accenso a pie por una empinada sierra.
Un grupo de estudiosos realizaron el sábado pasado una visita a la zona de la Cuevas de las Monas. Conducidos por el Arqueólogo Enrique Chacón, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de Chihuahua.se pudo llegar sin contratiempo alguno.
El propio Arqueólogo Enrique Chacón dijo que estos vestigios tenían una gran importancia primero por su antigüedad y luego por la belleza de sus trazos en una región tan inhóspita como es el norte de la república.
En donde se encuentra la cueva era propiedad de Luis Terrazas y fueron abandonados a principio de siglo pasado y posteriormente en los 30’s, se recupera todo este territorio, se organiza como colonia y como ejido.
Mencionó Chacón “En el año 80 reportan al instituto que hay una cueva y que tiene muchas pinturas muy grandes muy interesantes , la gente es la que le da el nombre a la cueva , ese nombre quiere decir que hay figuras, es como la gente lo reporta “.
Entre las interpretaciones primeras hay una antigüedad de 2000 años y las últimas de 150 a 200 años .Las pinturas primeras están en el periodo arcaico tardío o tradicional, explica el arqueólogo.
Para los pueblos antiguos hay dos puentes principales de conocimiento , una es la realidad, representamos lo que vemos y la otra que es muy importante para los pueblos indígenas son los sueños tenían un significado muchos de estos sueños fueron representados.
Las pinturas muestran rituales religiosos la raspa del peyote que hacían los indígenas conchos antes de la llegada de los españoles. Como también la leyenda de los gigantes antes de la llegada de los tarahumaras historia que se repita en diferentes comunidades dispersas del Estado.
