Por: Mónica Maristain
Ciudad de México, 20 septiembre (SinEmbargo).- Por circunstancias distintas, los musicales Hoy no me puedo levantar y Escuela de calor concentraron la atención mediática en España.
El primero, porque uno de los involucrados, Nacho Cano, se presentó en la puerta del teatro de la Gran Vía madrileña, acompañado por sus padres, para declararle la guerra al espectáculo, al no estar de acuerdo con la versión y no coincidir con su hermano, José María Cano, quien estuvo presente en el estreno y de hecho subió al escenario al final de la puesta para felicitar a los intérpretes.
Los hermanos Cano, famosos fundadores del grupo Mecano, están enfrentados por esta circunstancia.
Cuenta el periódico español El Mundo que “tras el éxito de la primera versión del musical, Nacho Cano cedió los derechos a uno de los productores, Ángel Suárez Morales, que según el músico ha distorsionado Hoy no me puedo levantar.
Asegura Nacho Cano que se ha usado su imagen en un espectáculo en el que no ha podido presenciar ningún ensayo por lo que teme que solo unos pocos canten en vivo y sea un gran karaoke”.
Nacho Cano afirma en su carta que se le ha negado “un ensayo a piano y voz para comprobar que todo el mundo canta y baila respetando” sus canciones y arreglos.
“Ante la extraña negativa a la realización del ensayo con piano y voz, algo muy habitual en un musical, debo entender la posibilidad de que, enmascarado en un aluvión de efectos especiales se esté presentando al público un espectáculo en el que sólo unos pocos cantan en vivo”, apunta el compositor, para quien lo “correcto” entonces sería publicitarlo como “un gran karaoke”.
“Hay menos músicos tocando, se vulneran los derechos del artista y nada tiene que ver con el alma y la intención con la que se hizo HNMPL”, dijo Nacho en un comunicado. “Todo lo que dice es mentira”, dijo a su vez la organización.
LA FRÍA ESCUELA DE CALOR
Mientras Nacho Cano hacía su numerito en la puerta del teatro en Madrid, la agencia efe informaba en la víspera que el Juzgado de lo Mercantil número dos de Alicante ha acordado como medida cautelar el cambio del nombre del espectáculo Escuela de Calor, por una presunta infracción de los derechos de propiedad intelectual de la famosa canción de Radio Futura, según la oficina La Huella Sonora, que maneja los asuntos del cantautor Santiago Auserón/Juan Perro.
El musical, que rescata canciones “ochenteras” de Nacha Pop, Rosendo, Tino Casal, Loquillo y Miguel Bosé, entre otros, “vulnera” según la oficina personal del cantante Santiago Auserón (Juan Perro), La Huella Sonora, los derechos de autor del popular “single”.
Desde la Huella Sonora explican que han avisado al productor del espectáculo, Juan Francisco Senabre, sobre su comportamiento “ilícito” al utilizar el título de una canción que ha nacido del esfuerzo y la dedicación de sus compositores solo “para lucrarse”.
Por su parte, en declaraciones a efe, Senabre contesta que aún no le ha llegado la notificación del juzgado en la que se expone, entre otras consideraciones, que el espectáculo Escuela de Calor infringe la Ley de Competencia Desleal y que utilizar el título de una canción emblemática para designar un musical “genera confusión en el consumidor, que asocia el espectáculo con el grupo”.
Vulnerados los derechos de autor de Santiago Auserón (Foto: La Huella Sonora)
El productor del musical, que puede verse en Madrid hasta el próximo 22 de septiembre, argumenta que su marca está registrada desde 2006, aunque dice que acatará la ley en el supuesto caso de que falle contra él.
Desde Huella Sonora le recriminan que “ni siquiera ha pedido permiso para utilizar el nombre de la canción”. Además, los representantes de Santiago Auserón temen que el público acuda al espectáculo para escuchar canciones de Radio Futura, que “no se incluyen” en el repertorio de temas que han preparado Juan Francisco Senabre y la mercantil asociada, Moon Worl Record, según ha dicho Senabre.
La productora se exculpa y dice que ha obrado “con buena fe”, aunque los demandantes afirman que llevan detrás de Senabre “mucho tiempo” con el fin de hacerle entender que “aprovecharse del trabajo de otros está mal”.