Organizó Tin Tan la colecta Pro damnificados de Parral

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Organizó Tin Tan la colecta Pro damnificados de Parral

Por: Aurelio Páez Chavira

Periódico Tercera Edad del año 2009

Desde Canadá hasta Sud América se escuchaba, desde Ciudad Juárez, la voz de Jesús Soltero Lozoya conduciendo su programa «El Gallito Madrugador» a través de la estación de radio XELO con 150 mil watts de potencia en canal libre internacional.

Por la onda corta, la XELO,  condecorada como «La Reina del Aire», llegaba a lugares inimaginables del planeta. La correspondencia que recibía Soltero llegó a rendirse por costales.

Fueron cuatro décadas las que se escuchó aquella voz ronca, potente, clara, de Soltero Lozoya «El Gallito Madrugador».

Sumaron muchos los personajes por los que don Jesús Soltero Lozoya manifestaba un bonito reconocimiento.

Ahora nos vamos a referir a Germán Valdés Castillo «Tin Tan” y a Don Braulio, un señorón de leyenda, originario de Parral.

Sin haber nacido ninguno en Juárez, «Tin Tan» y «El Gallito Madrugador» fue esta ciudad la que con su magia los unió para toda la vida y a prueba de todo.

Don Braulio, ese folklórico parralense, merecía toda la atención de Soltero Lozoya, quien lo describía como un veterano de la Revolución, cochero profesional y celoso velador de la Casa Ramos de Parral, convertida en la agencia distribuidora de automóviles Ford. Pues si decía “El Gallito”: Don Braulio media 1.80 de alto, moreno claro, “alacranado”, muy amplio de espalda y más de la barriga. De bigote grueso, como las brochas de los peluqueros.

Entre las miles de cartas que recibía Soltero en la XELO, la Reina del Aire, se encontraban las que le pedían que les contara que anécdotas del simpático parralense.

El Gordito Soltero jamás se hacía del rogar y dirigiéndose a los radioescuchas decía: “hay les va otra brauleña”.

Allá por el año de 1944 llego presuroso Germán Valdés, el mismísimo “Tin Tan” a buscar al Gordo Soltero al departamento que compartían en la ciudad de México.

-“Créeme carnal, Parral sufrió una temblé inundación y solo le quedan las cruces, arriba de los cerros”. Germán Valdés abría los ojos poniéndole énfasis a lo que le decía a su cuate, aquel gordito al que ya había logrado asustar.

-“Vente Gordo, vamos a ver qué podemos hacer por tu tierra”.

De inmediato se pusieron a organizar un festival en la ciudad de México, pro damnificados de Parral.

Al llamado de Germán acudieron “Cantinflas”, María Félix, Jorge Negrete y otros artistas. Como debemos suponer, el festival y lo recaudado en dinero fue muy importante así como donativos de víveres y otros objetos.

La simpatía hacia Parral y sus habitantes se dejó sentir. Un distinguido parralense, don Tomás Valles, se había sumado a todo lo que se estaba llevando a cabo para ayudar a su ciudad. Llegado el momento, fue don Tomás el que consiguió un avión grande para transportar lo recaudado y a la comisión que se había nombrado, para hacer llegar esa muestra de apoyo.

El señor Valles llamó a Soltero para pedirle que fuera uno de los parralenses que llevara a esa ciudad minera la ayuda lograda.

El viaje no resulto fácil porque la lluvia continuaba cayendo en la sierra, agua que alimentaba con enorme fuerza al río Parral y había logrado dañar las pistas de los aeropuertos de esa población y ciudades vecinas.

El avión se fue hasta Chihuahua capital, donde la carga tuvo que ser transbordada a camiones que por fin llevaron a su destino el apoyo.

Antes de que saliera de México aquel grupo de parralenses, el inquieto Germán Valdés le regalo a don Jesús Soltero, la gabardina que en ese momento portaba.

No me va a quedar, Germán, yo estoy más gordo que tú, le decía a la vez que trataba de alejarlo con las manos.

Tu póntela, gordo, para que te veas guapo tus paisanos y sepan que te está yendo muy bien y que además sabes vestir, fue la respuesta de Germán y desapareció.

El propio Soltero Lozoya comentó que una jovencita se le acercó para pedirle un cigarro.

-“No traigo, señorita”. Es que no fumo, le contesto amablemente.

Aquella damita regreso al poco rato con un cigarrillo entre sus dedos y le pidió un cerillo. Fue cuando don Jesús Soltero metió la mano a una de las bolsas de la gabardina que le acababa de regalar su amigazo Germán.

“Algo” tocaron los dedos de la mano de Soltero en el interior de la bolsa. En segundos conectó la mente a sus dedos y puso los ojos en blanco tratando de adivinar de lo que se trataba. En esos segundos recordó a Germán, a su gabardina, a un olvido… No bien estaba haciendo sus conjeturas cuando ya tenía a la vista aquel bulto. Se trataba de un fajo de billetes. Por la mente de Soltero pasaron mil cosas.

Claro, se trataba de una de las clásicas demostraciones de compañerismo y de afecto de Germán Valdés por sus semejantes. Soltero Lozoya se estremecía al recordar a Germán, el sinónimo de todo lo bueno.