Por : Yolanda Joannis Fierro
Periódico impreso de la Tercera Edad
Diciembre/2017
Reflexiones de una
Abuela... Común y Corriente
Remembranzas
de Navidad
Ya llego la Navidad. Y con ella, toda la alegría característica de esta época. Los niños hacen sus listas de regalos, y los padres hacen todo lo posible por complacerlos. No importa que sea una Tablet para un niño de escasos tres años, o el último celular para darle gusto al adolescente. No importa si los papas se sacrifiquen por un año en su tarjeta bancaria. No importa si se gasten la mitad del aguinaldo en satisfacerlos.
Desgraciadamente estamos tan involucrados en una mercadotecnia global, que se hacen las nuevas generaciones competitivas con sus compañeros. Si se les regala un celular de menor calidad al que pedían, no quedan del todo satisfechos.
La Navidad es de sentimientos encontrados. ¿Por qué digo esto? Porque la “generación sándwich”, o sea los padres jóvenes, están en medio de la niñez y de sus padres de la tercera edad.
Ellos están pendientes de sus hijos y a la vez, quizá para los mayores, la navidad se les hace nostálgica , más si perdieron a su compañero (a). Esta es de sentimientos encontrados para ellos. Recuerdan los momentos felices que esta les trae, pero a la vez sienten un inmenso dolor por alguna perdida, más si fue muy cercana.
¿Quién no ha perdido un ser querido cerca de las fiestas decembrinas? Afortunadamente el tiempo y Dios son los mejore remedios para amortiguar ese dolor.
Es casi una obligación, para los abuelos, tratar de hacerles a los nietos momentos alegres. Yo recuerdo a mi abuela que era la primera en organizar una pastorela o unos villancicos de navidad .Ella empezaba a trabajar casi un mes antes preparando toda clase de manjares. Solía hacer repostería, me acuerdo de unas galletitas rellenas de mermelada, unos cuernitos de nuez, unos suspiros chiquitos y los buñuelos de viento. Todos los primos íbamos a ver como los hacían, y esperábamos a ver si se le ablandaba el corazón y nos regalara uno de esos bocadillos. Los escondía tan bien, que nunca los volvíamos a ver hasta la navidad. El recuerdo de la abuela es imborrable en casi todos los niños.
Entonces vivamos la Navidad con alegría, recordemos que vida tenemos solo una y nosotros ya llevamos avanzado casi todo el camino, en cambio nuestros nietos apenas empiezan a recorrerlo.
Quiero desearles una feliz y alegre navidad a todos nuestros lectores y que el año próximo tengamos salud y ánimo para vivir nuestra vejez a plenitud