26/nov/17.-Representantes de las etnias rarámuri, pima, apache mezcalero, seri, yoreme y mexica, compartieron las tradiciones que han perpetuado por cientos de años y se hermanaron en un solo pueblo durante la celebración del Omáwari, un encuentro en el que grupos indígenas originarios de México, realizan una representación de su cultura por medio de la danza y el canto.
La décimo tercera edición del Encuentro de las Naciones Hermanas “Omáwari” se celebró en la Plaza del Ángel de la ciudad de Chihuahua, dando inicio con el ritual de bendición de la explanada, en donde posteriormente, concheros, matachines y demás danzantes demostraron el esfuerzo que han realizado al salvaguardar sus costumbres y transmitirlas a las nuevas generaciones.
La ceremonia inaugural fue presidida por la secretaria de Cultura, Concepción Landa García Téllez, quien al lado de las autoridades presentes dio inicio a las actividades de la jornada, haciendo hincapié en que con este evento se pretende revalorizar nuestras raíces y construir una sociedad orgullosa de su diversidad cultural.
La espiritualidad de los grupos étnicos de nuestro estado se hizo presente con la intervención de danzantes rarámuri de la ciudad de Chihuahua, así como la presentación del grupo pima, de la comunidad de Yepachi, que como los anfitriones del evento recibieron a los invitados de Puebla, Jalisco, Sinaloa y Sonora.
Las personas que se reunieron alrededor de la explanada pudieron admirar también la majestuosidad de las y los danzantes mexicas provenientes del estado de Puebla, ataviados con imponentes penachos y bailando al son del tambor y del rugido del jaguar; además, desde el estado de Sinaloa se presentó la vistosa y célebre Danza del Venado.
Como representante de la etnia seri, de Sonora, intervino con su bella voz la cantante de música tradicional Betzabé Torres, quien con el traje típico y al ritmo de su tambor, interpretó piezas que han permanecido como parte del patrimonio de su cultura.
Los huicholes del estado de Jalisco hicieron lo propio al cantar y danzar para luego dar paso al encendido de la fogata, símbolo de la hermandad de los pueblos y finalmente todas las personas participantes realizaron una danza colectiva, invitando a al público a unirse a este emotivo acto fraterno.