01/12/20.-En el marco de las Jornadas Culturales de la Revolución en el Norte de México, del Museo de la Revolución de la Frontera (MUREF), Marco Antonio Macías, quien es doctor por la Fort Hays State University, expuso parte de su investigación titulada “El quehacer periodístico en la creación del mito de Francisco Villa, 1910-1923”.
En ella, el experto investigador, nos explica como el mito del general Francisco Villa, fue ascendiendo gradualmente en la prensa norteamericana según sus batallas y apuestas militares. Cómo pasó a ser el Robin Hood mexicano de bandido, y luego de ser uno de los favoritos de la prensa norteamericana a invadir este país.
La primera vez que se habló de Francisco Villa en Estados Unidos, fue en 1910; su nombre figuraba junto con el de tantos otros que acompañaron a Francisco I Madero en la Batalla de Juárez, su exposición como ya se dijo, fue gradual, se dio cuenta que podía exponer su imagen cuando vio a Madero hablando con prensa de El Paso en aquel 1910.
Para 1911 su nombre vuelve a resaltar en la prensa “gringa” con una carta que envía Francisco I Madero absolviendo a Villa de su pasado de cuatrero; para 1912, es cuando se hace la conexión, de su nombre, con la del bandido social que no es bandido porque quiere, si no que ha sido forzado por el sistema jurídico y que ni siquiera se queda con alguna riqueza, nos explica Marco Antonio Macías.
Para 1913 y retirado de las armas tras la Batalla de Juárez, Villa vuelve a los periódicos, cuando queda como la única imagen del maderismo en Chihuahua, pues para ese entonces Pascual Orozco se había levantado contra Francisco I Madero y Abraham González había muerto al igual que el mismo Madero.
En aquel año, toma Torreón y los norteamericanos envían a sus corresponsales a cubrirlo, también es cuando se toma una de sus fotografías más famosas y firma un acuerdo para filmar una película para Hollywood.
Una de las notas que más llamó la atención de los estadounidenses fue cuando noviembre de 1913, Villa decidió, tomar Ciudad Juárez. Primero simuló ataques sobre la capital y capturó un tren que jalaba góndolas de carbón, el cual fue vaciado, y embarcó a 2 mil soldados. En el trayecto, el telegrafista engañado envió mensajes a la guarnición federal juarense que indicaban que el tren había sido atacado y necesitaba retornar a la frontera. En cada estación de telégrafos se enviaban reportes y se pedía autorización para avanzar. Al anochecer el tren ingresó a Ciudad Juárez, cuando los soldados de Huerta se encontraban de fiesta en los bares y pocos defendían el cuartel, por lo que al descender del tren las tropas revolucionarias no encontraron oposición y, sin disparar un tiro, sometieron a los defensores de la plaza. Villa había tomado la ciudad al estilo de la guerra de Troya.
Pero ni esta hazaña, salvaría al centauro del Norte del repudio norteamericano, cuando en 1916 y tras las derrotas de 1915 en el bajío y con su imagen ya muy deteriorada, Villa decide tomar la población fronteriza de Columbus, tras este hecho Villa se transformó en un villano para la prensa y su imagen fue la de un bandido, mientras que para el gobierno del país vecino se convirtió en un enemigo y mandó tras él con lo que hoy es conocida como la expedición punitiva, para encontrarlo, pero que finalmente fracasara en este intento.
Para el doctor por la Fort Hays State University, hay tres maneras de ver el mito de Villa: La primera como la de un Robín Hood; la segunda como la de un sanguinario y la tercera como la de un hombre que vivió y murió en uno de los episodios históricos más convulsos de nuestro país.