Sombrerería “Tardan”

Recopilación de las notas más relevantes del Periódico Impreso Tercera Edad que circuló por mas de 20 años

 

Sombrerería “Tardan”

Por Héctor S. Santana E.

 

Periódico Tercera Edad del año 2001

Di principio a mi juventud trabajando en la sombrerería «Tardan», a mis apenas quince años ocupé un puesto importante, el cual los demás compañeros  de saco y corbata le tenían vergüenza, era fácil, barrer todo el frente, más usar el limpia vidrios y dejar los aparadores brillantes, luego seguir con el largo despacho y no dejar una brizna de polvo en las hieleras interminables de vitrina.

Mi patrón elegante de carácter firme, sin decir palabra, con sus ojos iba siguiendo cada una de mis actividades, de vez en cuando deslizaba sus finos dedos por el lugar donde había pasado la franela, con las ansias de hacerme un reclamo. Mi patrón tenía el gran defecto de por un detalle insignificante sufría de un ataque de ira, con la gran ventaja de que jamás usó un mala palabra, y además sabia escuchar la disculpa desparpajada que el miedo obligaba a contestar.

El miedo y la necesidad me hicieron asimilar con rapidez sus múltiples cualidades, acción que me sirvió para ir escalando puestos de mayor responsabilidad y confianza.

Fueron los años en que todos los “hombres” usaban sombrero; “Tardan» era el único negocio que podía ofrecer un surtido muy completo incluyendo estilos de poco uso como el sombrero charro, Saracof, boinas, cachucha y diferentes estilos para niños.

Por esa variedad de clases y estilos, también había una extensa variedad de clientes de diferente poder económico; Don Carlos, mi patrón, desde siempre había dado la orden muy precisa de atender con esmero a toda persona que pusiera su pié dentro del negocio, sin importar su clase social.

Por su amplio despacho desfilaron los célebres personajes compuestos por comerciantes industriales, ganaderos, profesionistas, maestros y profesores de Colegios y Escuelas, los maestros mecánicos, panaderos, albañiles y los jóvenes de las bandas guerra que conseguían su Kepi.

También pudimos atender al selecto grupo de Políticos, el que por primera vez quería sentir el poder dé la “Texana” la prenda debía lucir en sus giras agotadoras por el grande Estado de Chihuahua, Santa Isabel y sí mucho Cuauhtémoc y el pueblo donde tenía que presumir a sus parientes.

Al político ungido lo acompañaban los achichincles, personales que aún subsiste, son los encargados de pregonar las grandes cualidades del suertudo y también se encargan de hacer imposible el trato directo con el Señor, de tal modo, que uno le mostraba una Texana y el achichincle quería una brillante corona. Notables y cómicos resultaron algunos parientes del primer mandatario del Estado nos tocó uno que a simple vista dejaba ver su origen, al principio y con miedo se fue arrimando a ver los aparadores para saber que podía comprar con su escaso dinero.

“Tardan” tenía dos magníficos sombrereros encargados de dar los últimos toques a la prenda, el cliente exigente salía complacido de las atenciones brindadas sin pagar un centavo más.

Llegó el “Primo” influyente con su elegante estuche, un regalo para mi patrón que lo vio a través de los vidrios y personalmente lo encaró, con las ínfulas de político aventó sobre la vitrina el estuche.

-Quiero que me planchen este sombrero, dijo el primo.

-Mi patón con una sonrisa de burla dijo: No podemos, le damos preferencia a nuestros clientes.

-¡Cobre! ¡cobre lo que sea!, el primo un poco exigente.

-Nuestro servició es gratis, pero, es para nuestros clientes. Contestó mí patrón con su sonrisa de burla.

– ¿Cuánto tengo que esperar?, dijo el Primo.

-Dos o tres meses, usted dirá.

El primo con rabia tomó el estuche y salió para siempre, un cliente chinche menos, dijo con soma mi patrón.